Principios de la Vigilancia Volcánica
Cada volcán presenta manifestaciones físicas y químicas específicas y tiene su propia forma de comportamiento. La vigilancia volcánica tiene como finalidad monitorear estas manifestaciones para determinar cual es la línea base de actividad de un volcán, es decir su comportamiento normal y lograr determinar cuando se producen cambios que pudieran indicar una reactivación volcánica.
La mayoría de las erupciones, por no decir todas, vienen precedidas y están acompañadas por cambios geofísicos del terreno y/o geoquímicos del agua y los gases asociados al edificio volcánico.
La mayoría de veces los cambios en la actividad volcánica se presentan en forma de variaciones en el número y características de los eventos sísmicos, modificación en la composición química e incremento de la temperatura del agua, cambio en la química de los gases en fumarolas, modificación de grietas y ocurrencia de derrumbes, entre otros. Algunos cambios, al ser grandes, son perceptibles por observadores expertos y los habitantes cercanos al volcán y requieren de una atención especial por parte de los vulcanólogos. Sin embargo, la mayoría de los cambios son pequeños y sutiles pero pueden ser detectados y medidos con exactitud mediante técnicas e instrumentación existente actualmente.
Si se presentan cambios en diferentes parámetros y estos cambios persisten con tendencia a aumentar se tiene una crisis volcánica asociada con la intrusión magmática. Los cambios en el comportamiento de los volcanes activos antes de una crisis volcánica son graduales, se aceleran progresivamente y no siempre culminan en erupción.